La geomorfología de nuestro territorio nos provee de una "gran anomalía" como es la cordillera peruana. Ésta es una elevación relativamente joven y muy compleja; por estas mismas condiciones presenta una alta mineralizacion y debido a ésta, es altamente atractiva para la inversión de capitales en exploración, explotación y refinación de metales para proveer a la industria mundial.
Las actividades mineras proveen al estado de divisas que alivian su carga, pero si sólo la minería es la esperanza de los gobernantes, lo más probable es que nos esperen en algún momento tiempos difíciles, pues no hay nada más ingenuo que pensar que todo irá bien por los años de los años. Frente a esta posibilidad (que de ninguna manera es pesimismo) se requiere tener preparado un programa de contingencia, el cual debe basarse en otra ventaja igualmente provista por la naturaleza: nuestros recursos forestales.
Como bien lo dice nuestro eminente científico el Dr. Antonio Brack, un manejo y explotación ecoeficiente de nuestra madera podría ofrecer a nuestra población miles de puestos de trabajo "productivo" y un aporte de divisas tal como nos brinda la minería en la actualidad. ¿Dónde radica entonces el impedimento para llevar a cabo este emprendimiento?.
Yo me atrevo a pensar que sólo es temor a lo desconocido.
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