miércoles, abril 23, 2008

Prevèn que 18 Departamentos Soportaràn Lluvias y Vientos

TEMPORAL QUE NO CESA

"El descenso en la temperatura en la sierra sur intensificarà heladas sobre los 3.500 m.s.n.m.
El Servicio Nacional de Meteorologìa e Hidrologìa (Senamhi). Pronosticò, hasta este viernes 18, la ocurrencia de lluvias y vientos de moderada a fuerte intensidad en 18 departamentos del paìs.
Segùn la instituciòn, el tiemporal, que se debe a la incursiòn de aire frìo desde la selva sur y al ingreso de humedad por la selva norte, afectarà a Madre de Dios, Puno, Cusco, Apurìmac, Ayacucho, Huancavelica, Junìn, Pasco, Huànuco, San Martìn, Ucayali, Loreto, Amazonas y Cajamarca. Tambièn se veràn expuestas en las zonas altas de Lima, Àncash, La Libertad y Piura. Segùn Senamhi, el ingreso de aire frìo provocarà el descenso de la temperatura de aire, principalmente en la selva baja, por lo que podrìan registrarse temperaturas de hasta 13 grados centìgrados. Segùn se indicò, estas masas de aire frìo tambièn originaràn la formaciòn de neblina al amanecer, la cual de disiparà conforme pase el dìa.

MÀS DATOS
"Satipo y gran parte de Chanchamayo permanecieron aisladas desde el sàbado hasta ayer, debido a que un deslizamiento habìa interrumpido el paso por el kilòmetro 27,5 de la vìa La Merced-Satipo

"El trànsito en esa zona se realizò ayer por un solo carril, sin mayores incidentes.
HELADAS SE INTENSIFICARÀN
El Senamhi informò, ademàs, que entre hoy y jueves la temperatura tambièn descenderà significativamente durante las noches en la sierra sur del paìs, lo que ocasionarà que las heladas que ya se venìan registrando sobre los 3.500 metros sobre el nivel del mar se intensifiquen.
Los lugares afectados con este ùltimo fenòmeno seràn el centro y el sur de Puno, el sur de Ayacucho, Apurimac y Cusco y las zonas altas de Arequipa, Moquegua y Tacna.




Fuente Senamhi

viernes, abril 11, 2008

Entender al suelo que pisamos

Por: Oswaldo González Crisanto (*)

El Medio Ambiente into­cado, con su naturaleza inalterada, no va más. Hay que actuar sobre el mismo forzosamente, pero admi­nistrando la interrelaciones naturales que lo protegen. Eso ya no lo podemos evitar. Ahora ya somos muchos.

Pero ante cualquier plantea­miento sobre una definición de acciones, la reflexión de los conocimientos adquiridos y asimilados, hace la diferencia a la atrevida improvisación. La seguridad emana del hecho de que la convicción es fruto de esa experiencia que se asien­ta en el estudio y en las consta­taciones de prueba y error a la que se somete la práctica.


Más esto lo entiende el que tiene preparación profesional, pero sobre el territorio in ex­tenso actúa toda la población, fuera de normas, en su mayo­ría para subsistir como una prioridad. Esta no puede de­fender lo que no se le ha enseñado cómo hacerlo, para qué le sirve, porqué condicionará su vida futura ya su descenden­cia, etc. Y encima, ahora les hablan del calentamiento glo­bal y de catástrofes realmente posibles, pero que solo están informadas en el pequeño cír­culo de los que sienten y cono­cen el miedo de los felices, pe­ro no entre los que la pobreza no les deja opciones.

Los adultos de hoy son como una generación parcialmente pérdida para aprender masiva­mente el real significado de no depredar el medio ambiente. En cambio, el niño de hoy y de siempre, es la semilla de un fu­turo por cosechar. El real punto inicial del cambio, más aún en un país como el Perú, megadi­verso por excelencia y de geografíaa compleja.

Por eso el rubro de la Edu­cación Ambiental hasta hoy no oficializada a nivel esco­lar desde el inicio del conoci­mientoconefectotransversa1, ejercería una especie de poder tampón, regulador o previsor de los excesos en el uso indis­criminado de la naturaleza. Una especie de instinto natu­ral de conservación previsor que acompañaría al peruano toda su vida.

Para logrado, solo hay un camino: la educación desde el niño y la capacitación del maestro. Pero es en el niño donde está el primer escalón básico de su posibilidad bioló­gica, a condición, claro está, de que su ingesta alimentaría sea suficiente. En el adulto, el co­nocimiento ayuda, pero solo como lo hace el alimento tar­dío: llena pero no nutre.

Para entender entonces al suelo que pisamos, hay pues que conocerlo, tomar concien­cia del mismo. En el logro de esta posibilidad, es donde en­tra a tallar el tema de la pobreza y el hambre, dos realidades que por generaciones nos vie­nen marcando el compás, cual denominador común castra­dor de facultades. Todo un re­to insoslayable.

(*): Ingeniero Agrónomo.